Lorenzo Silva «Una novela con forma de libro de viajes y nostalgia de identidad»

Una búsqueda personal de la identidad castellana. De ahí parte la documentación, idea y proyecto llevada a un libro del autor de Castellano. Lorenzo Silva abandona por un rato a sus Bevilacqua y Chamorro y rastrea por la Castilla del 1520, un momento clave y muy olvidada para la historia de España.

Tres momentos marcan la vida de Silva, crecer en un barrio habitado por múltiples acentos del país, una bomba de péndulo que hizo borrar del mundo a su vecino por parte de ETA y su estancia en Cataluña entre el 2008 y 2015. Tres identidades imborrable es su ideario social que hizo buscar la identidad personal, el origen de nuestra forma de ser, el legado de una lengua que que hablan 500 millones de personal en el mundo. Una revolución identitaria gestada por comuneros desde una revolución integra y noble antes un Carlos V a miles de kilómetros de ese espacio y esa forma de entender una vida mejor para el pueblo.

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De vuelta a la Feria del Libro después de tantos años

Me alojo en el mismo hotel en el que estuve dos semanas en año 2003 para documentarme para una novela que sucede aquí en Badajoz. Me gusta mucho volver a esta ciudad, porque es una de las ciudades de España donde he hecho el ejercicio de estudiarme toda su vida, sus calles, de conocer su historia y tratar de entenderla. Experimento una sensación de vuelta a casa.

Nos centramos en tu última publicación Lorenzo, hablábamos con José María Merino de la relevancia del español como lengua en el mundo pero quizá no sabemos muy bien el origen, la intrahistoria de nuestro país, ¿“Castellano” es prueba de ello?

La novela es un libro muy particular porque es realidad un libro de viajes. Un viaje personal, que busca una respuesta a esa pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento, y que consiste en decirse ¿Quién soy? Una pregunta que pasa por la respuesta por una identidad castellana, muy personal, que no pretendo convertir en un sentimiento de nada ni mucho menos, ni para construir naciones ni patrias, y ni muchísimo menos aún para decirle nadie lo que tiene que ser, como se tiene que comportar o si es mejor o peor que los demás. Ese viaje personal se entrelaza con otro viaje histórico que es un episodio a la tierra de Castilla, a la tierra de España que a mí me ha resultado especialmente esclarecedor, para saber quién son y han sido los castellanos. Es la historia de las comunidades de Castilla, los comuneros, entre 1520 y 1522, de la que este año se conmemora un aniversario relevante, la batalla de Villalar, donde digámoslo así, la revolución quedó derrotada pero no extinguida.

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¿Tiene vigencia ese momento histórico actualmente?

Yo quería traerla al lector de hoy, a la Castilla de hoy, tengo la sensación de que es una historia que aunque se ha mentado mucho se conoce poco. ¿Quiénes eran estas personas? ¿Por qué se sublevaron? Para empezar eran muchos y tenían motivaciones muy diferentes. Y Carlos V no se encontraba en el frente, Carlos V se encontraba en Flandes y Alemania, él puso a otros personajes en esa lucha, algo muy importante destacar. Personajes que tenían elementos muy interesantes para una novela, para el lector de hoy. Siempre y cuando se le acercara de una manera contemporánea. No se trata de una novela de corte decimonónico, es una novela histórica que intenta llevar al lector a la piel de esos personajes. Esa es su vigencia.

Una pregunta que pasa por la respuesta por una identidad castellana, muy personal, que no pretendo convertir en un sentimiento de nada ni mucho menos, ni para construir naciones ni patrias, y ni muchísimo menos aún para decirle nadie lo que tiene que ser

Buen momento para rendir homenaje a estos personajes

Con este libro preveía algo que luego se ha hecho realidad, y es que Castilla en general no suele ser muy reivindicativa. No es que no se hayan hecho cosas, pero es curioso como un acontecimiento para nosotros con un valor histórico para los castellanos y el conjunto de España, donde rastreando a los comuneros y las leyes que defendían, y que están reflejadas en las constituciones, hasta en la vigente de 1978, ha tenido una repercusión muy escasa. Por los menos que la desmemoria del pueblo se supla con la literatura que recuerde esos hechos tan importantes como éste.

 

No se trata de una novela de corte decimonónico, es una novela histórica que intenta llevar al lector a la piel de esos personajes. Esa es su vigencia.

 

Muchas son las temáticas sobre las que escribe, en este caso de la Castilla del siglo XVI ¿Cuál es ese proceso de investigación y documentación para llegar a construir la obra?

Es una de las partes que más me atrae de mi trabajo, entre otras cosas, yo escribo para aprender y en este caso para conocerme un poco más a mí mismo. Tratando de indagar en esta historia de Castilla, he llegado a comprender parte del carácter que he heredado de mis antepasados. La escritura es un proceso de aprendizaje y que te cargas de un proceso real, ese proceso de documentación es un esfuerzo de apropiación e interpretación personal. Tengo que convertir esos personajes históricos en personajes literarios. Buena parte de las cartas, documentos, actas notariales se conservan, es ahí donde trabajo para construir la historia y se lo dejo claro al lector, para que sepa que si no está contento con esa historia, lo pueda leer, rastrear o investigar por su cuenta. Mi trabajo no se trata de reconstruir una interpretación histórica.

Esos Bravo, Padilla y Maldonado de los “Castellanos” ¿Pueden tener, a pesar de decirnos que es su visión, interpretación histórica personal, un reflejo con la situación política actual?

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Padilla era el verdadero capitán, Bravo era digamos su segundo y al pobre Maldonado lo matan por error, ese cuadro que está en el Congreso nos muestran que son regidores, actuales concejales pero no son los únicos que se sublevan o rebelan, incluso no son ellos los que sostienen el ideario de los comuneros, que viene de los teólogos de la Universidad de Salamanca y de juristas de Valladolid. Las ideas de todos ellos, aunque había muchas, básicamente se ciñen a una más elemental y que no es otra que la de romper la idea medieval de que el rey y el reino forman la misma cosa. Y como son diferentes pueden tener conflicto de intereses, y es donde Carlos V no entra en la fórmula. Sin embargo, esa idea por la que mucha gente fue decapitada es la que aún permanece en nuestras leyes cinco siglos después. Es algo muy vigente, es decir, eso por el que su antepasado Carlos V no entendía ni a tiros, Felipe VI lo tiene clarísimo.

Es algo muy vigente, es decir, eso por el que su antepasado Carlos V no entendía ni a tiros, Felipe VI lo tiene clarísimo.

¿Podría aparecer algún “Bevilacqua y Chamorro” en esta época de conflicto de hace 500 años o es inviable?

No los podríamos colocar salvo alguna licencia narrativa tipo el Ministerio del Tiempo, pero sí que creo y lo he pensado haciendo mucho este libro ese espíritu castellano que en el fondo viene de antes, en el siglo IX, que lleva ese sentimiento de mantener la propia identidad, incluso frente al monarca, todo a través de la coherencia y de la ley. El movimiento de los comuneros es una revolución pero enseguida invoca las leyes del reino y trata de convertir esa revolución en normas que tengas refrendo de las Cortes. Esa legalidad está también en el ADN de la Guardia Civil, en cierto modo una creación de la misma gente, una herencia sin duda.

Willy López. /Fotografía Félix Méndez.

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